martes, 6 de agosto de 2019

Melancolía

Intenso el recuerdo de recordarlo, de no dejar de hacerlo.
De sentir todo aquello tan dentro. Demasiado dentro.
Como el acorde de esa canción que siempre vuelve.
Como el mar del norte, como el helado en invierno.
Como el punteo de tus cuerdas en mis manos.
Y de tus manos en mi pelo.


Efímero el recuerdo de recordarte, de dejar de hacerlo.
De volver a cada instante, de anudarme el pecho.
De escucharte, inventarte. De sentirte de nuevo.
De dar nitidez a los colores, los olores, los momentos.
De reescribir la música, de revivir el sueño.
De tratar de tenerlo, retenerlo, detenerlo.


Melancolía.
Por perderlo. Por volver a hacerlo.
Por sentir esta intensidad de nuevo.
Por dejar que se evapore el tiempo.
Por revivir en vez de vivir.
Por sentirlo tan dentro. Demasiado dentro.

lunes, 27 de marzo de 2017

If lose myself...

Hoy me has hecho llorar por dentro. Volver a estremecerme. Que no hace falta demostrarlo para sentirlo con fuerza.

Cuando una palabra te toca y hace temblar la tierra. Cuando una melodía te recuerda todo lo que no sabías que existía. Y no hablo de recuerdos, ni lugares, ni momentos... simplemente sentimientos, sensaciones... escalofríos.

Cuando creas que te he olvidado no olvides que hasta el olvido te recuerda, que nunca te fuiste del todo. Pero para recordártelo, aquí me tienes, que yo también vuelvo.

miércoles, 14 de septiembre de 2016

13 de septiembre

"Ya saben, insisto: música triste pero cálida, historias trágicas cantadas con una triunfante sonrisa vencida, melodías de cajita de música que se abre y se cierra igual que ciertos ataúdes que ya no volverán a abrirse y que, en llamas o bajo tierra, seguirán sonando en nuestra memoria [...]".

Te echo de menos.

sábado, 27 de febrero de 2016

Desde Chile

Gracias a la vida que me ha dado tanto 
Me dio dos luceros que cuando los abro 
Perfecto distingo lo negro del blanco 
Y en el alto cielo su fondo estrellado 
Y en las multitudes el hombre que yo amo. 

Gracias a la vida que me ha dado tanto 
Me ha dado el sonido y el abedecedario 
Con él las palabras que pienso y declaro 
Madre amigo hermano y luz alumbrando, 
La ruta del alma del que estoy amando. 

Gracias a la vida que me ha dado tanto 
Me ha dado la marcha de mis pies cansados 
Con ellos anduve ciudades y charcos, 
Playas y desiertos montañas y llanos 
Y la casa tuya, tu calle y tu patio. 

Gracias a la vida que me ha dado tanto 
Me dio el corazón que agita su marco 
Cuando miro el fruto del cerebro humano, 
Cuando miro al bueno tan lejos del malo, 
Cuando miro al fondo de tus ojos claros. 

Gracias a la vida que me ha dado tanto 
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto, 
Así yo distingo dicha de quebranto 
Los dos materiales que forman mi canto 
Y el canto de ustedes que es el mismo canto 
Y el canto de todos que es mi propio canto. 

Gracias a la vida.


Violeta Parra

jueves, 21 de enero de 2016

Por existir

Cuánto queda por decir y qué poco tiempo tenemos. Cuánto queda por luchar y qué pronto nos vencemos.

No todo lo que se va vuelve, y eso lo sabemos bien. Como sabemos que para ganar una apuesta primero hay que apostar.

La lluvia está borrando el rastro que marcamos para no perdernos. La calle ya no huele a calle y el azul se ha tornado gris.

Estoy algo perdida pero esta vez nadie me encuentra. Y ayer sin darme cuenta rompí la rosa que guardamos en París.

Anochece sin sonrisas y sin palabras para dormir. Y el silencio me pregunta por qué no queremos sentir.

Las palabras siguen estando de más y las miradas se echan de menos. Ojalá no nos deje el invierno sin patines y sin abril.

martes, 15 de diciembre de 2015

Cuestión de perspectivas

Qué diferente se ve todo desde aquí abajo.

Si giras ligeramente el cuadro, hasta los colores parecen diferentes. De nuevo el baile de piezas, la que movemos adrede, la que dejamos de comodín y la que escondemos bajo la manga, quién sabe si como seguro o como salvavidas.

Y los días cada vez son más cortos y las noches más largas. Y los bares te recuerdan que Sabina ya sabía cómo te ibas a sentir. Y que los tragos son más amargos a medida que avanza la conversación.

Hay una manzana en la nevera que todavía me espera, pero no puedo sucumbir a lo inevitable una vez más. Porque todavía hay mucho que escoger y yo te elegí a ti desde el principio.

El papel de las paredes empieza a arrugarse y ya no quedan pestañas que soplar. Déjame cambiar la historia sin tocar el argumento. Que no quede nada por decir y que las palabras estén de más.

lunes, 7 de diciembre de 2015

White skies

Negro. Como la noche. Como el día cuando no se comparte. Como el betún de los zapatos.

Arte. Como el suyo sacando brillo a las cosas. Como el tuyo dibujando sonrisas y miradas. Como el mío componiendo versos en tu nombre.

Palabras. Como las últimas, pero sobre todo las primeras. Como las que dices en sueños, como las que sueñas despierto. Como las que dices sin pensar, como las que piensas y aun así dices. Palabras prohibidas, palabras sagradas.

Intocable. Como mis manos en estos días blancos. Como tu boca cuando no estás. Como el corazón cuando lo recubres de miedos.

Irresistible. Como tus ojos, tu espalda y tu olor. Como el chocolate entre las sábanas. Como el agua, la espuma y la luz de una vela.

Inmortal. Como una promesa en el tiempo. Como una sensación. Como un sentimiento. Como una canción.


viernes, 4 de diciembre de 2015

All we want.

Otro amanecer precipitado. Otro paseo destemplado e irremediablemente expectante.

A veces me pregunto cuándo dejará el tiempo de castigarnos, cuándo volverá la primavera al Parque del Oeste. Otras veces simplemente me dejo de preguntar.

El café ya no sabe igual y el despertador empieza a estar de más. Las hojas siguen cayendo y solo se nos permite mirar.

El invierno ha llegado desconcertado. Desconcertante. Parece que el tiempo, como yo, no entiende de distancias.

Pero la senda continúa y cada vez estamos más perdidos. Y más lejos. Y seguimos caminando sin buscar una razón. Pero en este bosque no hay pájaros carpinteros, ni lobos. En esta oscuridad de nuevo estamos solos. Y empieza a hacer frío... y el abrigo nunca fue suficiente.


miércoles, 11 de noviembre de 2015

Sweet November

A veces es demasiado tarde.

A veces los sentimientos colapsan y las buenas intenciones no son suficientes para salvarte.
A veces las palabras no son sino suspiros, y los gestos no son más que recuerdos de lo bello que fue todo algún día.
A veces todo parece pequeño, todo parece insuficiente. A veces la sensación de que la ilusión se escapa es tan intensa que apenas puedes recordar cómo te hacía sentir.
A veces la peor solución parece la única alternativa. A veces la vida se cobra tu mayor regalo con la fugacidad de un suspiro, con la crueldad de un adiós.
A veces la caída es tan fuerte que parece imposible volver a ponerse en pie.
A veces el dolor es tan grande que es insoportable, pero increíble al mismo tiempo.
A veces el sentimiento de tu ausencia se antoja como un mal sueño del que no consigues despertar. Como una pesadilla que te acompaña en cada silencio y no te regala ni un segundo de paz.
A veces el pecho no puede estar más repleto de amor, pesar y miedo. Amor del verdadero. Pesar del más sincero. Y miedo por todo lo que queda por hacer; por todo lo entresoñado y deseado. Miedo a perder lo más preciado: el corazón.
A veces la única alternativa es dejar escapar para poder recuperar.

A veces no es demasiado tarde porque se trata de ti. Al menos eso quiero pensar. Pero hoy no estás tú.

Igual que a ti, igual que a mí, la realidad los aplastaba.