miércoles, 11 de noviembre de 2015

Sweet November

A veces es demasiado tarde.

A veces los sentimientos colapsan y las buenas intenciones no son suficientes para salvarte.
A veces las palabras no son sino suspiros, y los gestos no son más que recuerdos de lo bello que fue todo algún día.
A veces todo parece pequeño, todo parece insuficiente. A veces la sensación de que la ilusión se escapa es tan intensa que apenas puedes recordar cómo te hacía sentir.
A veces la peor solución parece la única alternativa. A veces la vida se cobra tu mayor regalo con la fugacidad de un suspiro, con la crueldad de un adiós.
A veces la caída es tan fuerte que parece imposible volver a ponerse en pie.
A veces el dolor es tan grande que es insoportable, pero increíble al mismo tiempo.
A veces el sentimiento de tu ausencia se antoja como un mal sueño del que no consigues despertar. Como una pesadilla que te acompaña en cada silencio y no te regala ni un segundo de paz.
A veces el pecho no puede estar más repleto de amor, pesar y miedo. Amor del verdadero. Pesar del más sincero. Y miedo por todo lo que queda por hacer; por todo lo entresoñado y deseado. Miedo a perder lo más preciado: el corazón.
A veces la única alternativa es dejar escapar para poder recuperar.

A veces no es demasiado tarde porque se trata de ti. Al menos eso quiero pensar. Pero hoy no estás tú.

Igual que a ti, igual que a mí, la realidad los aplastaba.