Teníamos las horas contadas y decidiste tomarte un descanso. Siempre fue así, por mucho que me taparas los ojos y eclipsaras los sentidos con tu machacada verborrea.
No sé si me pudieron las ganas a las fuerzas, o el orgullo a la realidad, pero siempre me sentí tan fuerte.
He mirado por encima del hombro a cada contratiempo, me he reído de la suerte y he retado al azar. He ido, he venido, he entrado y he salido, he subido y he bajado en cuestión de instantes, ni siquiera segundos.
He tentado al destino con el bombeo de la adrenalina en vena. La locura del valiente. La osadía del necio.
Nada era más grande que lo que teníamos, y nada es más pequeño que lo que tenemos ahora.
Dime entonces tú, si es que eres capaz, por qué yo me siento tan plena. Hoy sé que nunca será tarde.
Qué valiente rerte de la suerte y retar al azar.
ResponderEliminarMe gusta el texto, me gusta el blog.
te sigo.
Me ha gustado :)
ResponderEliminarUn saludo.