sábado, 5 de febrero de 2011


Son las noches y no los días. Son las calles, las estaciones y el murmullo de la gente. 
Es el frío.
El tiempo golpeando fuerte, la nunca llegada calma de la tormenta. Que un rayo de sol ciegue la intensidad en una tarde de primavera. Las sonrisas perdidas, el eco de la lluvia, los resquicios de calor. Es la adrenalina en vena, la adicción del temerario, del que ya perdió el miedo. Es no tener nada que perder;  apostar la conciencia, jugar en contra de lo improbable. Es la impaciencia, la inercia y la falta de control. Eres tú, ¿pero por qué tú?

1 comentario:

Igual que a ti, igual que a mí, la realidad los aplastaba.