martes, 12 de abril de 2011

The sweetest goodbye.

Y cuando te das cuenta siempre es tarde, dicen...

Empezó todo tan deprisa que ni me di cuenta. Terminó todo tan rápido que no pude hacerlo. Escapaban los suspiros por las rendijas de la ventana mientras tratábamos de recuperar el tiempo perdido.
Y desde que apareciste fue así. Viví enganchada a la nicotina de tus labios. El alivio y las puñaladas, la sed y el agua, el susurro de tu voz. Tan contradictorio todo en torno a ti... Empeñada en llevarme la contraria, en la imposibilidad de lo imposible, hasta que no me lo demostrara a mí misma nada sería suficiente. Pero una vez demostrado, lejos de suavizarse la tempestad, empezó la guerra. Guerra para mi, claro.
Siempre me he preguntado qué tenías en la cabeza cada vez que absorbías mis sueños, cada vez que satisfacías mis deseos; qué pensabas entonces y si lo haces ahora. Pero esas son otras de las tantas cosas que sé que nunca sabré. 
Me prometí a mí misma que todo estaría bien, pero la verdad es que nunca lo estuvo. Y es ahora cuando logro comprender que me he convertido en mi pasado en vez de en mi futuro; cuando, por no ser -o por ser, quién sabe-, he perdido mi presente por buscar el tuyo.
Pero ya no tengo miedo. Ya no. Hoy soy capaz de terminar lo que algún día empezó. Dejaré que ardan los besos de los huesos, los huesos de los besos; los restos de calor. La ilusión de lo improbable, la esperanza de lo inexistente. Lo que quede del amor.
Aprender a decir adiós cuando han sido demasiados hasta pronto. 

... Y que nunca más te grite el sol, mi amor.

2 comentarios:

  1. Escapa de esos fantasmas antes de que te atrapen y te lleven a su mundo, donde nada es real y los corazones están muertos. Tú te mereces mucho más que eso.

    :)

    Quedan pocos meses ya.

    ResponderEliminar
  2. Cuando una puerta se cierra, miles más se abren enfrente tuya aunque no las veas. No te ciegues y mira todas aquellas oportunidades que, a lo mejor sin darte cuenta, te merecen más atención.

    PDT: Una auténtica pasada leerte, como siempre.

    ResponderEliminar

Igual que a ti, igual que a mí, la realidad los aplastaba.