Otro amanecer precipitado. Otro paseo destemplado e irremediablemente expectante.
A veces me pregunto cuándo dejará el tiempo de castigarnos, cuándo volverá la primavera al Parque del Oeste. Otras veces simplemente me dejo de preguntar.
El café ya no sabe igual y el despertador empieza a estar de más. Las hojas siguen cayendo y solo se nos permite mirar.
El invierno ha llegado desconcertado. Desconcertante. Parece que el tiempo, como yo, no entiende de distancias.
Pero la senda continúa y cada vez estamos más perdidos. Y más lejos. Y seguimos caminando sin buscar una razón. Pero en este bosque no hay pájaros carpinteros, ni lobos. En esta oscuridad de nuevo estamos solos. Y empieza a hacer frío... y el abrigo nunca fue suficiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario