El agridulce sabor del reencuentro, del recuerdo, del pasado. Ese que ya una vez nos traicionó, quizá alguna más. Ese que se empeña en florecer cuando más necesitamos creer que sigue enterrado, aunque nunca lo llegara a estar.
Déjame engañarme si es lo que deseo. Nadie te pidió que me abrieras los ojos.
Podemos ignorar el pasado, pero siempre lo llevaremos colgando, arrastrando, colgado.
ResponderEliminarY cuando no te esperas y menos lo necesitas te recuerda que sigue ahí.
Te pillé! ;]